lunes, 19 de diciembre de 2011


Viajé por su cuerpo eterno, momentos que ni yo mismo recuerdo.
Despierto vacío. Me manifiesto lleno de hastío.
Las galaxias son sitios muy pequeños comparadas con sus ojos:
llora cometas, ve planetas, cierra puertas...
Estoy escribiendo y fumando en mi Torre de Babel, en mi Templo de Salomón.
Acércate, ¡que solo está esto si no estamos los dos!
Si volvemos a las noches calurosas de junio, a los poemas de antes...
A pesar de ir todos los días a la cueva nunca encontré diamantes.
El silencio... sus manos en mi cuello.
Nuestros besos... en la oscuridad un destello.
Somos jóvenes, pero ¿cuánto más aguantaremos?
Siempre con pistolas en la mano, ¿no crees que algún día nos dispararemos?
Yo quiero ser sinuosa música de notas policromadas, aliviando las heridas como pomada.
Quiero cabalgar las ondas de la nada para olvidar mi frustración pasada.
Volver al mar para que mis lágrimas sean bañadas.
Que me atormentan los recuerdos y el presente. 
Que me agobia el futuro y pensar en no volver a verte.
Que quise volar y me choqué de frente
con el Muro de las Lamentaciones. Sigues siendo la musa de todas mis canciones.
Aunque tus besos corran por otros labios.
Soy el hijo del fracaso, el tonto que ni siquiera aspira a sabio.

gritosdebilesdesdebosquesdesconocidos.blogspot.com




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